sábado, 24 de enero de 2009

El mundo de la corrección


Estoy con miles de cosas pendientes, me cuesta avanzar en mi trabajo de tesis, porque últimamente he tenido mis apasionadas y delirantes crisis de migraña, pero necesito el impulso para continuar y así lo haré.

Aún así, dedico un tiempo para describir mi experiencia como correctora de textos. Durante este tiempo he aprendido acerca de diferentes temas (política, opinión, internacionales, tecnología, salud, cultura, etcétera) me gusta el trabajo, pero quisiera tener más libertad de modificar, opinar, algo que está considerado como intocable en algunos lados.

Y es que el corrector no solo decora la página, en verdad muchas veces la construye, porque señores hay algunas notas que vienen en un estado deplorable, que uno dice, esto es responsabilidad en redacción, y qué decir de algunas que solo son copy paste y la barnizada es completa.

Nuestra labor no es solo poner tildes, hay que decorar la nota, buscar sinónimos, poner preposiciones faltantes, redactarlas de manera que sean más comprensible al lector y para eso muchas veces hay que pedirles autorización a los todopoderosos X o Y.

El mérito, ese brilla por su ausencia, por supuesto que uno no trabaja para recibir medalla de oro, plata o bronce; sin embargo sí es necesario alguna mención, agradecimiento hasta una mejor compensación económica.

Desconozco cómo funcionen los otros medios, lo que sí estoy segura es que esta es una labor interesante, desgastante también y en ocasiones monótona. Además a los correctores nos toca lidiar con editores, diagramadores, reporteros y columnistas, somos una cadena laboral en donde existen muchas divergencias.

Por situaciones de la vida, sin estudiar letras, trabajo en la corrección, soy comunicadora social, he escrito notas y entiendo perfectamente lo diferente de redactar y corregir, y soy de la opinión que cuando me sugieren algo lo agradezco debido a que son posiciones totalmente distintas.

Para los colegas, aunque sepa que cada quien tiene sus puntos de vista diferente, y sé que la mayoría pertenece al gremio de letras los admiro, ya que no es fácil llevarse bien con la gramática y más todavía memorizarse las reglas ortográficas.

Hasta la próxima.


1 comentario:

Juan Diego dijo...

Completamente de acuerdo con usted, señorita Vásquez, el corrector y su función en el medio escrito, y debe, es ayudar a construir la nota periodística con toda la sapiencia que le caracteriza, un genuino lingüista capacitado no solamente para, como muy bien usted expone, colocar tildes y reparar esas hecatombes ortográficas que padecen las letras en este medio, sino como una catedral gótica, colocar y remover todos los "adornos" debidos para facilitar una lectura más florida, sin ser amarillistas, eliminar los modismos, anacolutos, y barbarismos del idioma. Un corrector (lingüista) debe ser respetado, y reconocido, por sus colegas laborales, quienes en un intento desesperado por llevar información a las masas (dirán ellos, lo que traducido significa, aumentar al extremo el tiraje del tabloide) no se percatan que sus palabras carecen de esencia y denotan una incomprensión de conceptos básicos y esenciales, que poseen una pésima articulación de hechos y datos, y además, pareciera que nunca recibieron la educación necesaria que implica el uso correcto del castellano. Saludos querida compañera correctora, hay que ser fuertes ante el aluvión de estupideces y herejías que cometen contra la lengua los reporteros.